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My first lady

El nombre de esta película me sonó en el momento en el que decidí hacer este post.

Quiero desear a tuti mundache feliz año nuevo.

Hoy me monté en el tranvía y empecé a mirar a la gente, en realidad los alemanes no son muy dicharacheros que digamos, no te miran a los ojos, esquivan a cualquier desconocido que quiera establecer un contacto con ellos.

En esta jungla a la cual no pertenezco en lo más mínimo después de un año de convivencia he decidido pernoctar.

 Me quedaré tal vez por la malsana ansiedad de saberme constante y triunfadora, ganándole el pulso al alemán (Este parece un plan de esos de los malos de los dibujos animados, falta que me brille el ojito).

Me dio hoy un ataque de miedo;  pienso en los males del mundo y sus injusticias y  cualquiera se escuece en su salsa, yo siempre he querido ser supermana ( Aquí soy la buena de los dibujos animados), pero resulto ser una mieduca arrinconada por un idioma H.-P.

Pues bien, decido pernoctar, de eso iba contando y es precisamente eso lo que me da miedo, pienso que estoy en este país ¿Y si me pasa algo? Y ...¿Si me ...? pues así casi me da un soponcio y un soponcio inoportuno porque estoy con el bebé y el no tiene conciencia de mis suprarealidades, espero, ey,  cinco segundos más y digo: ¿ Pero yo que hago metida en esta casa? Voy a salir a incordiar alemanes y a preguntarles cómo se dicen las cosas en su mundo. Me cansé de tenerles miedo. Hurra.
Después de esto miro a la ventana y  está lloviendo, claro, con -4 no es muy bonito salir a incordiar alemanes en la calle. A pesar de esto, me meto en la piel de todos esos locos sin oficio que salen a la calle a fastidiar a la gente y saco valor, el suficiente para entender que el cuero me va a doler cuando mi cachete tenga el primer contacto con el mundo exterior. A preguntar se ha dicho, ya tengo un  nivelito para hacerme pasar por una extranjera que no habla mucho pero puede fastidiar. Me meto en la primera tienda y una gorda me dice schaques guardm, teil schrimmittararbeiten ( esto no es alemán verdadero, advierto, pero se le parece). Yo no entiendo, me hace señas y me dice que la puerta algo, pero no sé si está abierta, cerrada, o si puedo pasar o que me vaya. Decido irme, pero me digo otra vez "Ya sabes, valor, incórdiala, estás aquí para eso" le digo eröffnen que es algo así como que si está abierta, me dice otra cosa que no entiendo y le vuelvo a preguntar, y así como 5 veces hasta que finalmente con gestos me explica muy bien que sí que están abiertos pero que la puerta se queda abierta. A todas estas no necesité el alemán para nada, pura mímica.Después de 30 minutos en la tienda, la pobre gorda me tuvo que hacer hasta dibujitos de las cosas para saber qué eran, cierto es que aprendí como 4 palabritas y eso se agradece, pero seguro cuando me vuelva a ver llegar a su tienda saldrá corriendo a cerrarme con llave y a hacer presión del otro lado con su culona humanidad para que yo no entre.

Este mismo proceso lo repetí otra vez más pero en el tren, le hice la misma pregunta a 5 personas sobre el destino de un tren y 3 me mintieron. Al final vino un señor que se la echaba de sabiondo y recitó como si fuera una cartilla las rutas de todos los trenes y los destinos hasta que fui yo la que me fastidié y casi lo dejo hablando solo.

Y así, so on, mis aventuras apenas comienzas, cha chan.

Comentarios

Amylois dijo…
ufff tia, que miedo y que valiente eres!!! Yo no podria, me fustraría- Sigue adelante, haces bien, quien no pregunta es tonto, quien lo hace, solo una vez. Animo!!!!!!!!!!!!
Susana dijo…
Ánimo. Tú puedes. ¿No tienes conocidos alemanes con quienes charlar?. Un beso.
Myriam dijo…
Veo que has emprendido una muy buena forma de aprender "incordiando" jajajajaja. Animo, que vas adelantando, cuando te quieras acordar... estas quedarán como anécdotas para tus nietos.

Besos
Myriam dijo…
¡Y que este año te sonrían, el país, el alemán y la vida!

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