Los alemanes beben mucho. Es lo que he podido ver en mi primer fin de año que paso en el país teutón. La relación de los alemanes y la bebida responde a un tópico ampliamente conocido: La cerveza. Alrededor de 131,7 litros por persona al año. Quien no se haya deleitado con una cerveza alemana en su vida debe hacerlo, son deliciosas y la variedad es enorme . En cada pueblo, por muy pequeño que sea, se fabrica una cerveza autóctona deliciosa.
Pero los alemanes no son solo cerveza, y como son muchas cosas, yo solo me voy a ceñir a lo que mi ojo avisor conoció en la noche de fin de año (Silvester, para ellos): ya se sabe que me gusta ver a través de las ventanas, y generalmente para mí Alemania tiene mucha diversión porque los alemanes hacen muchas cosas en su casa, de alguna forma la casa es su templo y, como las calles están vacías y las farolas son débiles, las casas tienen un contrapunto, están bien iluminadas y cualquier fisgón como yo puede observar lo que hay dentro de ellas. En una noche de fin de año generalmente se reunen amigos o familia reducida alrededor de una mesa muy bien decorada y comen, también ven la tele, y antes de que sean las doce están ya en pijamas (al menos en las 8 edificios que pude ver a través de las ventanas del piso de mi cuñado).
A la una cierran todo, apagan las luces y deduzco que solo los más jóvenes salen a tomar CERVEZA. No hay muchos cohetes estruendosos, sí puedes ver antes de las dos de la tarde del último día del año a la gente más osada (dícese gente con pinta de motorizado, tatuada, con barba de 4 años años sin peinar y piercings, niños malcriados y padres tocapelotas) comprando una paleta de lo más variada de cohetillos. También los italianos, seres osados por naturaleza, tiran cohetes, pero los alemanes no dicen ¡Feliz año! a todo gañote, no; lo hacen bajito, tal vez se mirándose a los ojos y se desean lo mejor por siempre jamás en el nuevo año. Al otro día, nadie se atreve a estar en pie antes de las 8, las calles están vacías, absolutamente vacías. Creo que no les gusta madrugar los días festivos, ya trabajarán el resto del año.
Pero los alemanes no son solo cerveza, y como son muchas cosas, yo solo me voy a ceñir a lo que mi ojo avisor conoció en la noche de fin de año (Silvester, para ellos): ya se sabe que me gusta ver a través de las ventanas, y generalmente para mí Alemania tiene mucha diversión porque los alemanes hacen muchas cosas en su casa, de alguna forma la casa es su templo y, como las calles están vacías y las farolas son débiles, las casas tienen un contrapunto, están bien iluminadas y cualquier fisgón como yo puede observar lo que hay dentro de ellas. En una noche de fin de año generalmente se reunen amigos o familia reducida alrededor de una mesa muy bien decorada y comen, también ven la tele, y antes de que sean las doce están ya en pijamas (al menos en las 8 edificios que pude ver a través de las ventanas del piso de mi cuñado).
A la una cierran todo, apagan las luces y deduzco que solo los más jóvenes salen a tomar CERVEZA. No hay muchos cohetes estruendosos, sí puedes ver antes de las dos de la tarde del último día del año a la gente más osada (dícese gente con pinta de motorizado, tatuada, con barba de 4 años años sin peinar y piercings, niños malcriados y padres tocapelotas) comprando una paleta de lo más variada de cohetillos. También los italianos, seres osados por naturaleza, tiran cohetes, pero los alemanes no dicen ¡Feliz año! a todo gañote, no; lo hacen bajito, tal vez se mirándose a los ojos y se desean lo mejor por siempre jamás en el nuevo año. Al otro día, nadie se atreve a estar en pie antes de las 8, las calles están vacías, absolutamente vacías. Creo que no les gusta madrugar los días festivos, ya trabajarán el resto del año.
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Saludos.